Se detectan 6.500 casos de cáncer de mama y 4.500 de cáncer de cuello uterino. En cada tipo del mal mueren unas 2.000 mujeres, muertes en buena medida prevenibles si ellas tuvieran un diagnóstico y tratamiento oportunos.
Tardar hasta seis meses es casi una sentencia de muerte.
Sin embargo, el 50 por ciento de las diagnosticadas con estos tipos de cáncer solo logran acceder a tratamiento entre tres y seis meses después de habérseles detectado la enfermedad y, en el caso particular del cáncer de mama, muchos de ellos se detectan en etapas tardías.
Asesora de la American Cancer Society para América Latina y de la Unión Latinoamericana contra el Cáncer de la Mujer (Ulaccam), quien estuvo recientemente en el país participando en un encuentro sobre el tema.
Durstine, en entrevista, sugiere reducir a un máximo de 30 días el tiempo entre el diagnóstico y el comienzo del tratamiento.
¿Qué porcentaje de las muertes por cáncer representan?
En Latinoamérica se diagnostican 500.000 cánceres al año, que causan la muerte de 250.000 personas. De estos decesos, un tercio corresponde al cáncer de mama y de cuello uterino, lo cual es muy preocupante, dado que este último es completamente prevenible y no deberíamos tener muertes por cáncer de cuello uterino. Las muertes por cáncer de mama también son prevenibles si se detectan en su primera etapa, caso en el cual la sobrevivencia es casi del 90 por ciento.
¿Y qué ocurre en México?
Lamentablemente, la mayoría de los casos que se detectan en el sistema de salud son tardíos, en etapas tres y cuatro (metastásicos) y cuya sobrevivencia no supera el 20 por ciento. Con los avances tecnológicos que tiene la región se pueden evitar la mayoría de estas muertes, pero el problema son las políticas de salud y la oferta oportuna de servicios. En México, la detección temprana y el acceso a tratamiento es mucho más difícil en las zonas rurales; pero incluso en las ciudades, donde las mujeres tienen servicios de salud, el 50 por ciento de las diagnosticadas con cáncer logran acceder a tratamientos entre tres y seis meses después de que se les detecta la enfermedad. Es casi una sentencia de muerte.
¿Por qué motivo?
Por un lado, la asignación de citas, que en muchas ocasiones no es rápida ni oportuna; y por otro, algunos tratamientos, al no estar cubiertos por el sistema de salud, deben solicitarse vía tutela, lo que ya se convierte en una barrera de acceso y retrasa la atención temprana. Las pacientes, en lugar de estar recuperándose de su enfermedad, están gastando tiempo y energía. Deberían pasar una ley para cortar ese tiempo de espera entre detección y tratamiento a máximo 30 días.
¿Qué recomendaciones en particular le da al Gobierno?
Ampliar el servicio de mamografía y de exámenes clínicos para cáncer de mama a partir de los 40 años, pues entre los 40 y los 50 éste es más agresivo; acceso a servicios de detección temprana de cáncer de cuello uterino (como citologías) y la administración de la vacuna que previene la enfermedad en los casos indicados. Es importante que los pacientes tengan acceso a un rango bueno y de alta tecnología de medicamentos y tratamientos y que una mujer diagnosticada con cáncer acceda a tratamiento dentro de los 30 días siguientes a la detección del mismo, lo cual podría determinarse por ley.